Diez días en Mazorra
Con los pacientes del Hospital Psiquiátrico de La Habana «Mazorra».
Unas semanas antes de la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba en 1998, viajé a La Habana con el encargo de un influyente periódico suizo de realizar algunos reportajes durante el histórico acontecimiento. Me dirigí al Centro de Prensa Internacional (CPI) con la solicitud por escrito de la redacción para acreditarme como fotógrafa. Al día siguiente, como era de temer, me fue comunicada la denegación de mi acreditación con una verborrea fronteriza, de la que solo pude entender que no me acreditaban por ser cubana.
Salí de allí decepcionada y sobre todo muy indignada. Por suerte las malas vibras me duraron poco, y recordé todo lo que anteriormente había hecho en Cuba „clandestinamente“, sin una credencial, sin una publicación a mi respaldo. Y cuánta libertad me había proporcionado el poder fotografiar sin estar comprometida más que con la idea y el ejercicio de documentar.
Tenía que aprovechar mi tiempo en La Habana y gastar las decenas de películas que había llevado, y me puse a „rastrear“. Retomé un contacto que tenía en «Mazorra», a partir de unas entrevistas que había hecho allí anteriormente con un periodista suizo. Y una semana después, luego de que el mismo Bernabé Ordaz, el comandante en jefe de todos los psiquiátricos, por no sé cuáles motivos me diera su consentimiento, comencé. Durante diez días pude recorrer con mi cámara las instalaciones del Hospital Psiquiátrico de La Habana, más conocido por «Mazorra». Todos los cubanos hemos oído hablar alguna vez de «Mazorra», pero quizás pocos sepan que esta instalación inmensa fue fundada durante la colonia en el 1857, que ocupa 62 hectáreas y tiene capacidad de hospitalización de 2500 camas; o sea una ciudad dentro de la ciudad. Sobra decir que cada segundo me acompañaba mi „sombra vigilante“. Hubo momentos en los que agradecí tener cerca a un profesional que me guiara por aquel campus inmenso, y
mediara entre los pacientes y yo – un cuerpo extraño en su entorno con cámara fotográfica. Pero pasadas unas horas comprobé que los cigarrillos, además de que proporcionan cierto placer, también pueden abrir de par en par los brazos de un enfermo de psiquiatría. Durante diez días conté con los amigos más excepcionales, más enrevesados y más fieles que he tenido.
Soy consciente de que pude rebasar exitosamente el programa de actividades para visitantes; ese que incluye, entre otros, la visita a los talleres de manualidades, a los campos de rosas, y la actuación del grupo de danza con el coro entonando una oda al comandante Ordaz. Ciertamente logré tener acceso a un poco más que a la simple postal. Pero por más que jugué a ser ingenua, e insistí para llegar a los lugares más sombríos, no lo conseguí. Aquellos siniestros pabellones donde los pacientes no sonríen ni hacen payasadas, donde pasan las secuelas de las sesiones de electroshocks, o donde presuntamente torturan a disidentes y a no disidentes, como la Sala Penal Pedro Carbó Serviá. No fue posible. Mi „sombra vigilante“ se obcecaba en solo mostrarme a „locos felices“. Después de esos diez días intensos, en que llegaba cada mañana al hospital y no salía hasta la tarde, sentí un gran alivio cuando di por terminada mi serie, y no regresé más.
En 2010 se hizo pública la escandalosa y trágica noticia de la muerte por hambre y frío de 26 pacientes en el Hospital Psiquiátrico de La Habana. Así vi confirmadas mis sospechas de que Mazorra era un lugar tenebroso. En las imágenes de aquella desgracia, que por suerte pudieron ver la luz, me pareció reconocer entre los cadáveres a uno de mis protagonistas. Me acordé de mis fotos, busqué los negativos y poco a poco comencé a escanear.
Ahora, dieciocho años después, creo que esta serie puede ser apreciada por aquellos que quieran conocer una parte del acontecer en Cuba. Aquellos que ponen en valor los testimonios discretos, las vidas ordinarias y modestas, que son las que verdaderamente tejen nuestra historia común.
La Habana, 1998
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Zehn Tage in Mazorra
Mit den Patienten des psychiatrischen Krankenhauses von Havanna „Mazorra“.
Havanna, 1998
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Ten days in Mazorra
With patients of the Havana Psychiatric Hospital „Mazorra“.
Havana, 1998