Playa en El Mariel. Escuché el nombre "Mariel" por primera vez cuando tenía 9 años, fue en el año 1980. Los cubanos saben por qué. El Mariel, Cuba, 2000
El puerto. La Habana, 2001
Los Tres Reyes del Morro, aún. La Habana, 2000
Carly mirando al nordeste. La Habana, Cuba, 1993
El viejito del parque. La Habana, 1996
Parque Villalón en El Vedado. La Habana, 2022
Parque Villalón en El Vedado. La Habana, 1993
Pipo me vio entrando al pasillo con la cámara y me dijo: Mira! Para que veas que yo sí soy cubano! Y sacó de su billetera una bandera cubana de papel doblada como si fuera un billete.  Pipo, de mi barrio, padece de esquizofrenia y vive en un cuarto con su anciana madre. El Vedado, La Habana, 2001
Calle I en El Vedado. La Habana, 2022
El Vedado. La Habana, 2022
El Puerto. La Habana, 2005
El Malecón visto desde el edificio Girón en El Vedado. La Habana, 2022
Avenida Malecón en El Vedado. La Habana, 1993
La Tormenta del Siglo. La Habana, 1993
Tribuna Antiimperialista en El Vedado.  La Habana, 2009
Vista al litoral desde mi azotea.  La Habana, 2022
Raúl, mi chofer.  La Habana, 1995
Plaza Cívica. La Habana, 1996
Camino al Mariel.  La Habana, 2000
Armando. El Fanguito, 1993
Tío Papi y Katy. El Vedado, La Habana, 2001
Tío Papi. El Vedado, La Habana, 2001
Rey y Katy. La Habana Vieja, 1994
Katy. El Vedado, La Habana, 2001
Tío Papi. El Vedado, La Habana, 1993
Tío PpI. El Vedado, 2001
Girasoles. El Vedado, La Habana, 2001
Katy en El Vedado. La Habana, 1996
Katy visitando a Tío Papi en el Hospital Cardiovascular una año después de su infarto. El Vedado, La Habana 2002
Tío Papi. El Vedado, La Habana 2005
El cielo sobre los laureles de la calle 11 en El Vedado. La Habana, 2001
En el camino con Luisito. La Habana, 2009
Juana Carrazana Hernández muestra la foto de su esposo y de su hija, víctimas del hundimiento del remolcador "13 de Marzo" en 1994.  El Cotorro, La Habana, 2000
Adolfo Fernández Sainz, opositor cubano y miembro del Grupo de los 75. La Habana, 1998
Recibimiento de Juan Pablo II en el televisor de mi madre. La Habana, 1998
Un creyente cubano que de niño asistió al último Congreso Católico Nacional, celebrado en la Plaza Cívica en 1959. La Habana, 1998
Miramar. La Habana, 2011
Gasolinera. El Vedado, La Habana 2005
Miramar. La Habana, 2011
El fisiculturista Pedro Pablo Rodríguez, “Mister Cuba” 1959 La Habana, 1998
Miramar. La Habana, 2011
Limay. Miranda, Santiago de Cuba, 1998
Tío Alfredo. El Vedado, La Habana, 1992
Tío Alfredo en Playa Veneciana. La Habana, 2005
Punta Perdiz. Matanzas, 1992
Tío Alfredo. El Vedado, La Habana, 2001
Crucifijo y azucenas. El Vedado, 2001
Tío Alfredo. El Vedado, 1992
Tío Alfredo. El Vedado, 2022
Miramar. La Habana, 2011
Escultura de la Virgen de la Caridad del Cobre sobre la tumba del señor Ricardo Martínez en el Cementerio Colón. La Habana, 1996
El Cristo de Adela. La Habana, 2005
Adela. La Habana, 2005
Retrato de la hija de Adela. Marianao, 2005
Las manos de Rosa. El Vedado, 2001
Rosa. La Habana, 2001
Madre e hija. Pinar del Río, 1997
Calle 11. El Vedado, 1996
Salón en el Palacio Presidencial. La Habana, 2009
Miramar. La Habana, 2011
Katy en F y 3ra. El Vedado, 1996
La vecina de Raúl. Marianao, 2005
Mi foto de los 15. El Vedado, 2018
Pionero. Santa Fe, 1994
Miramar. La Habana, 2011
Raúl Rivero (1945 - 2021), poeta, periodista y opositor cubano
Miramar. La Habana, 2011
Custodio del Torreón de Cojímar. La Habana, 2018
Clarita. La Habana,1996
Yvonne. La Habana, 1996
Matanza I. El Vedado, 1992
René Burri en mi casa en La Habana, disfrutando el delicioso arroz frito de mi madre. El Vedado, 1992
Oscarito. El Vedado, 1996
Fabián. El Vedado, 2005
Sarahlí. Miramar, 1996
David. La Habana, 1996
Héctor y su nieto Mateo. La Habana, 2022
Tío Héctor y Magalys. Guanabacoa, 2018
Novios. El Vedado, 2001
Monumento a las víctimas del Maine. El Vedado, 2005
La Habana, 2005
Teatro Amadeo Roldán. El Vedado, 2022
Antonio. La Habana, 2010
Ana Gabriela y Luis Ernesto. La Habana, 2001
Tía Juanita. Miramar, 1996
Belén Esther. Cojímar, 2018
Pascual y Mirella. San Miguel del Padrón, 2001
Julito y su nieta. Miranda, 1998
Jesús y Nidia. El Vedado, 2001
Margrit y Hansueli. La Habana, 1998
Clara. Miranda, 1998
Martha Alina. El Vedado, 2005
Patricia. El Vedado, 2022
Yahíma. El Vedado, 2005
Isabel. El Vedado, 2005
Yahíma. El Vedado, 2011
Isabel. El Vedado, 2006
Isabel y Gabriel. El Vedado, 2006
Isabel. El Vedado, 2007
Gabriel e Isabel. El Vedado, 2007
Isabel aprendiendo a flotar. Playa El Mégano, 2005
Paisaje cubano. La Habana, 2005
Sierra Maestra, 1995
San Luis. Pinar del Río, 1996
Monumento al Mayor General Calixto García. El Vedado, 2022
El Puerto de La Habana, 2001
La Habana, 1998
Litoral. El Vedado, 2022
5ta y E. El Vedado, 2022
El Vedado, 2005
Güin de caña. En 1959 existían en Cuba 161 centrales azucareros, de los cuales 62% pertenecían a cubanos y el 37% a firmas norteamericanas. Hoy solo quedan 36. Cuba, 1997
Sierra Maestra, 1995
Mi madre en el espejo. El Vedado 1992
Mi madre en su delantal. El Vedado, 2001
Paisaje translúcido La Habana, 2001
Tío Alfredo y mi madre. EL Vedado, 1992
Claveles para mi madre. El Vedado, 2001
Oneida, mi madre. El Vedado, 1997
Oneida, mi madre. El Vedado, 2018
La Habana, 2001

La reticencia del adiós

Un inventario de mi ausencia en fotografías

Una despedida puede durar unos minutos, o más de treinta años. Decena de adioses y reencuentros han marcado más de la mitad de mi vida.

Con la distancia, el recuerdo de las personas y de los lugares de siempre se va desdibujando, pero en cada regreso resurgen más palpable y más nítidos como en un juego de lentes y dioptrías. Fotografiarlos es una manera de llevarlos conmigo y sentirme menos sola.

Este es un adiós largo y compartido, porque no solo soy yo, sino cientos de miles o quién sabe cuántos cubanos, que en estos más de 60 años de diáspora han tenido que marchar.

La Habana, 1992 – 2022

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Das Zögern des Abschieds

Eine Bestandsaufnahme meiner Abwesenheit in Fotografien.

Ein Abschied kann wenige Minuten dauern oder mehr als dressig Jahre. Dutzende von
Abschieden und Wiedersehen haben mein Leben geprägt.

Mit der Entfernung verschwimmen die Erinnerungen an vertraute Menschen und Orte, aber bei jeder Rückkehr treten sie wieder greifbarer und klarer hervor, wie in einem Spiel mit Linsen und Dioptrien. Wenn ich sie fotografiere, nehme ich sie mit und fühle mich weniger allein.

Das ist ein langer und kollektiver Abschied, denn es geht nicht nur um mich, sondern um Hunderttausende oder wer weiss wie viele Kubanerinnen und Kubaner, die in diesen mehr als 60 Jahren Diaspora weggehen mussten.

Havanna, 1992 – 2022