La reticencia del adiós
Un inventario de mi ausencia en fotografías
Una despedida puede durar unos minutos, o más de treinta años. Decena de adioses y reencuentros han marcado más de la mitad de mi vida.
Con la distancia, el recuerdo de las personas y de los lugares de siempre se va desdibujando, pero en cada regreso resurgen más palpable y más nítidos como en un juego de lentes y dioptrías. Fotografiarlos es una manera de llevarlos conmigo y sentirme menos sola.
Este es un adiós largo y compartido, porque no solo soy yo, sino cientos de miles o quién sabe cuántos cubanos, que en estos más de 60 años de diáspora han tenido que marchar.
La Habana, 1992 – 2022
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Das Zögern des Abschieds
Eine Bestandsaufnahme meiner Abwesenheit in Fotografien.
Ein Abschied kann wenige Minuten dauern oder mehr als dressig Jahre. Dutzende von
Abschieden und Wiedersehen haben mein Leben geprägt.
Mit der Entfernung verschwimmen die Erinnerungen an vertraute Menschen und Orte, aber bei jeder Rückkehr treten sie wieder greifbarer und klarer hervor, wie in einem Spiel mit Linsen und Dioptrien. Wenn ich sie fotografiere, nehme ich sie mit und fühle mich weniger allein.
Das ist ein langer und kollektiver Abschied, denn es geht nicht nur um mich, sondern um Hunderttausende oder wer weiss wie viele Kubanerinnen und Kubaner, die in diesen mehr als 60 Jahren Diaspora weggehen mussten.
Havanna, 1992 – 2022